Abrazos entre el brezo by Ángeles Valero & Zahara C. Ordóñez

Abrazos entre el brezo by Ángeles Valero & Zahara C. Ordóñez

autor:Ángeles Valero & Zahara C. Ordóñez [Valero, Ángeles & C. Ordóñez, Zahara]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2023-06-22T00:00:00+00:00


Bienvenido todo el mundo menos los Dow.

—La historia del faro… —murmuré al recordar a uno de sus personajes; miré a Evans, al prestarme el libro me había dicho que estaba basada en hechos reales⁠—. Tantos años después, Calan Dow, sigue presente.

No fue Evans quien me respondió, lo hizo Logan con una voz apagada y llena de pena.

—Es una historia que nos entristece, pero todo hace pensar que la pobre no vio otra escapatoria. A pesar de todo, mientras siga habiendo un poco de sangre Drummond en este mundo, jamás será olvidada.

—Logan es descendiente de Elsbeth Drummond —⁠aclaró Evans.

—Estoy leyendo su historia y me tiene fascinada.

—Vas a hacer que me sienta mal por gastarte la broma.

Crucé los brazos en el pecho y alcé el mentón de forma altiva.

—Deberías, has sido descortés y cruel.

—Pues sí que te conoce bien, McLean —⁠dijo Aylin muerta de risa.

Él la ignoró y se acercó a mí. Estiró la mano en mi dirección y muy serio dijo:

—Logan McLean, bienvenida a mi casa, que ahora también es tuya. Espero que me perdones, pero tienes que saber que has superado mi prueba.

—¿De qué prueba hablas? —preguntó Evans antes de que yo pudiera presentarme.

—Tiene carácter, eso me gusta.

Él puso los ojos en blanco y yo solté una carcajada. Estreché su mano y respondí:

—Alba Velasco. Espero que te prepares, pues aún tienes que pasar tú mi prueba.

Soltó una carcajada divertida y tiró de mi mano para abrazarme como si ya fuera una vieja amiga.

—Olvidaba lo bien que me caéis los españoles.

La cena fue divertida. Di gracias a algún dios celta de no estar sola con los dos chicos, pues en ese caso el humor afilado de Logan habría venido directo hacia mí y de este modo Aylin sufrió la mayoría de sus intervenciones.

Me gané por completo su admiración cuando mi gesto no se arrugó ni un mínimo al probar el haggis. Más tarde, le confesaría a Evans que, en Valencia, también tenemos recetas típicas elaboradas con casquería, y no soy nada aprensiva. Aunque en mi día a día, procuro limitar mucho el consumo de productos animales.

Una vez que el último cliente de la taberna se fue, pasamos a una zona de sofás que Logan tenía frente a la chimenea, ahora apagada, y sirvió uno de los whiskies que elaboraban en la destilería del pueblo, de la cual él y Evans eran socios. En ese momento sumé otro punto en mi haber al preguntar:

—¿Tienes ese con gusto más ahumado?

—Vaya, vaya, nos ha salido sibarita la española —⁠dijo Logan entre risas⁠—. Al final me vas a caer bien de verdad y no solo por ser amiga del que considero mi hermano.

Ignoré el tono que utilizó en la palabra «amiga», aunque no me pasó desapercibida la mirada que le lanzó su amigo.

—Creí que el whisky no te gustaba —⁠dijo Evans delatándome.

El gesto de Logan se quedó congelado en el aire, incluso Aylin pareció dispuesta a saltar por el honor de Escocia. Logré mantener la calma y de forma pausada los miré a cada uno



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